Estructuras de sentido ambivalente

Exposición de Obras de Osvaldo Bacman en «Kunstzelle»

 

No sólo los síntomas visibles, sino también los estados de ánimo emocionales, y sus experiencias personales acerca del mundo, es lo que Osvaldo Bacman quiere transmitirnos a través de sus obras, objetos artísticos emparentados con el Op Art. Nacido en 1941 en Argentina, Bacman ha tenido desde su juventud una amplia formación artística. Acá, en Alemania, se ha inclinado hacia la abstracción geométrica, creando a través del dibujo y la pintura, experiencias espaciales visualmente perceptibles por la disposición de formas básicas como cuadrados y rectángulos.

La “Célula de Arte Galería Günter Güldner» muestra la obra de Osvaldo Bacman en su primera exposición individual de sus trabajos más recientes, en los cuales el artista incorpora la tercera dimensión. Así como a comienzos de los años 80 las estructuras espaciales se formaban por obra y gracia de contornos dibujados a tinta o por superficies claras u oscuras contrapuestas alternativamente; en esta etapa Bacman construye objetos de cartón fino y planchas de material plástico que dan como resultado un relieve. Con estas obras no se busca una representación realista de las compactas estructuras, sino una mayor intensidad del principio de la ambivalencia que subyace en muchos de los trabajos.

Experimenta el ojo en un objeto de dos partes, colores que van oscureciendo hacia el centro; rectángulos blanco-amarillo-naranja, rojo y azul en la mitad superior de la obra, una graduación va guiando el ojo hacia una zona más profunda, así construye Bacman de forma plástica orientándonos paso a paso  en el espacio tridimensional. La mitad inferior de la obra se contrapone al haber un proceso inverso del color y la secuencia espacial.

Tales procesos sencillos, de formas dispuestas simétricamente producen un estímulo visual y anímico, que se refina a través de constelaciones rítmicas, en las que la atención queda atrapada. Es fascinante la pirámide cuadrada desfazada, en realidad casi plana, conduciendo la mirada a lo largo de su diagonal a densas y amplias gradaciones de luz-oscuridad en la profundidad de la que, sin embargo, retorna, a lo largo de las líneas de borde curvado desde donde vuelve a caer y se compromete en un curso de movimiento continuo.

A Bacman no se interesa en la pura irritación visual. Más bien, estas obras tan diferenciadas ofrecen espacio para  experimentar un libre flujo de sensaciones, así como para meditaciones que se mueven entre lo estrecho del aquí y la amplitud de la eternidad.

 

SUSANNE LAMBRECHT

Rheinische Post